Hola Fiebruses. Creo que en esta tribuna esta es la décima ocasión que me refiero al tema de las trampas en nuestro deporte, y no me cansaré de hacerlo. Incluso he elaborado campañas orientadas a tratar de minimizar el impacto de los desmanes en que incurren muchos “golfistas” (el término no les va, pero desafortunadamente, así tenemos que llamarlos).
A mi juicio, creo que no hay una trampa más grande que otra. Al fin y al cabo, como no tenemos un árbitro que vaya con nosotros durante nuestras jugadas (formales o informales), corremos el riesgo de jugar con alguien que está infectado con ese virus que se ha enquistado en nuestro golf. Pero aunque no hay una escala para medir el impacto de una trampa, creo que la más ignominiosa es la de falsificar una tarjeta, borrando los golpes para obtener una ventaja, y con ello, un posible triunfo. Que por qué creo que es quizás la peor manera de usar el engaño en el juego? Bueno, les voy a dar el beneficio de la duda, e imaginemos que quizás en un momento de debilidad durante su ronda regular, se vea tentado a mover una bola, o a dejar caer una pelota y decir “la encontré”, sabiendo que ya está cometiendo una trampa, pero lo hace de manera reactiva (no digo que esté bien, sino que se hizo la trampa en un momento de debilidad y de reacción). Pero tomar una tarjeta que ya ha sido firmada por su marcador y por usted y meterse en un lugar escondido a borrar números y poner cifras que te beneficien, para mi es el peor pecado que puede cometer un golfista. Es robar con alevosía, con premeditación, y sin un ápice de respeto por el otro.
Me gustaría estar dentro de la cabeza de una persona que se atreve a hacer eso, sólo para saber qué lo impulsa a arriesgar su prestigio, manchar su nombre, y convertirse en un estigma para todos en quien no se puede confiar, con el único objetivo de obtener un triunfo o un trofeo que luego se olvida y que en el fondo, lo ostenta pero con un asterisco que solo él conoce. Donde está el valor de ganar de esa manera? Qué sentido tiene eso? Vale la pena arriesgar tanto por tan poco? A donde fue a parar la empatía? Que nos pasa como sociedad? Son algunas de las interrogantes que me surgen, pues de verdad no entiendo. Creo que una de las mejores cosas que este deporte nos ofrece es precisamente poder ser tu propio juez y ganar en base a tu esfuerzo, talento y disciplina. Triunfar con honor, y saberte dueño de un trofeo que simboliza todo lo bueno que puedes ser. Saber que te mediste a decenas de adversarios, y que les ganaste en buena lid. No hay mejor sensación que esa. Pero como los parámetros de lo correcto están tan vilipendiado, el norte de mucha gente es ganar a costa de lo que sea. Dios debería hacer un milagro, y llevárselos a todos a jugar softball, dominó, o vitilla, y dejarnos el deporte a los que realmente nos interesa, nos importa y nos gusta. Que así sea!! Redes: Sígannos en @fiebredegolf en Instagram, Facebook y Twitter.