Hola Fiebruses. El LIV Golf irrumpió como tromba en el escenario del golf mundial en 2022 comandado por su irreverente director, el ganador de dos majors, Greg Norman. Con el patrocinio del Public Investment Fund (fondo de riqueza soberano de Arabia Saudita, también conocido como PIF por sus siglas en inglés), el circuito rivaliza con el PGA Tour y el DP World Tour. El nombre de “LIV” hace referencia al total de hoyos a jugar por evento (54 en números romanos, o sea 3 rondas de 18 hoyos). Puesta en escena, la nueva gira de inmediato atrajo grandes nombres y figuras debido a las altísimas sumas de dinero que “invirtieron” en ellas, logrando con ello, no solo atraerlos, sino también tratar de debilitar al PGA Tour y ofrecer una nueva alternativa de juego, de espectáculo y de competencia. Pasado su año de inicio, en 2023 el LIV continuó ofreciendo grandes y atractivas sumas a jugadores claves del PGA Tour, socavando así las raíces de la gira norteamericana (según la mayoría).
Subsanadas algunas cicatrices, los altos mandos decidieron reunirse y tratar de buscarle un “bajadero” al problema que afecta el golf competitivo mundial, y el 6 de junio pasado anunciaron la puesta en marcha de un “Acuerdo Marco de Negociación” El acuerdo preveía una importante inversión del PIF (3 mil millones de US$) en una nueva entidad con fines de lucro bajo el paraguas de una nueva entidad llamada “PGA Tour Enterprises”, la cual está destinada a brindar una mayor recompensa financiera a los jugadores del PGA Tour. Pero para llegar a un acuerdo final, todo debe ser aprobado por la Junta de Políticas del PGA TOUR, que incluye a 6 directores del board de jugadores.
Un Acuerdo Definitivo permitiría al TOUR invertir más en sus jugadores y en los eventos, sedes, comunidades y tecnología que dan vida al juego para beneficio de los fanáticos, con el objetivo final de reunificar el mundo del golf profesional masculino, recompensar a los jugadores, mejorar la experiencia de los fans, y promover su misión caritativa. El problema es que, tras la fecha tope, que era el 31 de diciembre pasado, las entidades no logran ponerse de acuerdo. Esto ha provocado que varios actores importantes de esa comisión dimitan y deleguen sus posiciones y puestos en el Board, alejando cada día la posibilidad de terminar con una de las más engorrosas situaciones en que se ha visto envuelto el golf profesional. La más reciente renuncia fue la de Mark Flaherty, director de Goldman Sachs, y quien ocupó el cargo durante más de cuatro años. Su renuncia vino apenas seis días después de la de Jimmy Dunne, quien alegó que “no se lograron avances significativos” en las negociaciones del Tour con el PIF. Rápidamente anunció que Tiger Woods se unía al board de negociaciones, trayendo un poco de esperanza a los jugadores y al público.
Surgen preguntas: Qué conviene más al golf profesional? Cuanto tiempo durará este impase? Beneficiará esta unión? Qué pasará con los que “se fueron” y los que ”se quedaron”?
Sólo el tiempo dirá.