Vamos a estar claros. El triunfo de Joel Dahmen en el recién pasado Corales PCR&CC fue la gran noticia del año para nuestro golf, y sin dudas para él también.
En este escrito, que llega a nosotros vía nuestro amigo Marcos Virasoro, Joel habla (muy personal y cálido) del triunfo, su familia, sus amigos, su trayectoria, y sus puntos de vista sobre la importante la victoria que le cambió la vida.
¡Disfrútenlo!
Joel Dahmen, en primera persona
Campeón Corales Punta Cana Club & Resort Championship 2021
“Cuando no estaba jugando muy bien a principios de este año, extrañamente, lo disfruté. Por raro que parezca, no he tenido problemas con mi golf durante mucho tiempo. Ha sido bastante fácil para mí en el PGA TOUR durante los últimos tres o cuatro años, ya que he sido bien consistente durante este lapso.
Quizás este enfoque optimista provenga de mi propia historia personal. Perdí a mi madre por cáncer en 2005 y mi hermano lo tuvo en 2009, pero se recuperó. A mí me diagnosticaron la enfermedad dos años después, lo que me detuvo rápidamente.
En ese momento tenía el mundo al alcance de la mano cuando comencé a jugar como profesional. Pero aquello me hizo apreciar lo precioso que es cada momento. Creo que aprecio mucho más lo que estoy haciendo ahora y aprecio las pequeñas cosas de la vida, como la buena comida y los buenos campos de golf. También aprendí a apreciar los momentos no tan divertidos. Mi propia enfermedad también me ayudó a saber qué es lo que tenía que hacer. No estaba practicando tanto en ese entonces y este es un deporte en el que a veces solo tienes una oportunidad en la vida para lograrlo.
Fue una llamada de atención. Esa experiencia hace que los tiempos difíciles no sean tan difíciles, y que el golf no es vida o muerte. He pasado por la vida y por la muerte con mi cáncer. Hacer bogeys apesta, hacer tres putts es espantoso, pero en el esquema general de las cosas, no importa. Soy súper competitivo y todavía me frustro, pero cuando pongo la cabeza sobre la almohada es solo golf y todo estará bien al día siguiente.
Debo mucho de ese enfoque a mis padres, quienes jugaron golf mientras yo era pequeño. Mi padre era un jugador de una cifra de hándicap. Estaba obsesionado con el juego y tenía todos los libros del mundo y todas las herramientas de entrenamiento en casa. Mi madre también era bastante buena. Como era docente tenía los veranos libres, así que viajábamos en nuestra minivan. Ella nunca se perdió un torneo y tomaba notas detalladas para enviárselas a mi papá y discutirlas. Si jugaba bien, me compraba algo rico en Starbucks. Recuerdo todos esos viajes por largas ruta, alojarme en hoteles no tan buenos y, a veces dormir en el auto mientras viajábamos hacia otra ciudad. Tantos buenos recuerdos.
Por lo que ganar mi primer torneo del PGA TOUR en el Corales Puntacana Resort & Club Championship, en marzo, fue un sueño hecho realidad. Cuando gané, fue una tremenda emoción. Era una de esas cosas que había planeado en mi cabeza durante tantos años y allí estaba embocando el putt final. No recuerdo mucho de eso. Esos primeros minutos después de ganar, estaba en estado de shock o algo así. Luego miré el video suficientes veces para saber qué sucedió y fue divertido recordarlo.
Tantas veces he visto cuando las esposas y los hijos están alrededor del green y corren a abrazar a su papá o esposo. Es un momento genial. Era mi torneo 111 en el TOUR, y estaba llegando a un punto en el que probablemente necesitaba ya una victoria. No sé si eso estaba pesando en mi mente, pero sin dudas, por eso despertó tantas emociones en mi luego de ganar, como todos pudieron ver en el green del 18.
Fue genial para mi esposa Lona ser parte de esa celebración, ya que ha estado conmigo en lo que ha sido un viaje muy largo. Lona es un ser humano increíble y tengo mucha suerte de tenerla en mi vida. Cuando nos conocimos, yo era un novato que intentaba jugar en los mini tours. Tenía un apoyo financiero que hizo mucho por mí en cuanto al golf, pero no quería seguir rogándole dinero todos los meses para el alquiler y otras cosas. Entonces Lona tuvo dos trabajos mientras yo no ganaba dinero en ese momento. Básicamente yo no aportaba nada, ya que ella tenía que pagar el alquiler y poner la comida en la mesa. Se levantaba temprano, no siempre estaba feliz de ir al trabajo y luego volvía a casa por un par de horas y luego salía para su trabajo nocturno. A veces trabajaba 70 horas a la semana, ya que eso era lo que necesitaba para que yo pudiera jugar al golf. Sin ella, nunca estaría aquí.
También ella me empujó para que fuera mejor en el golf. Hubo momentos en los que no me levantaba y no hacía las cosas adecuadas que debería hacer un profesional, y ella me sacaba a los empujones de la cama. Ella me dio 200 dólares en enero de 2014 después de que no pasé la segunda etapa de Q-School por quinto año consecutivo y estaba deprimido. Me senté en el sofá como un absoluto vagabundo y no hice nada por varios días
Un día llegó a casa y dijo: “Joel, no me importa lo que hagas, no me importa si eres golfista, no me importa si eres lavaplatos. Pero lo que no puedes hacer es sentarte en el sofá y no hacer nada. Prefiero que juegues al golf porque eres bueno en eso, y ese es el camino que debes seguir «. Entonces, con el dinero que me dio, esos $200 dólares, encontré a un entrenador llamado Scott Sackett, que es bastante popular en Utah. No creo que Scott me haya dicho nada que yo no supiera, pero gané la semana siguiente, y luego de nuevo dos semanas después. Gané $ 50.000 durante los siguientes tres meses y viajé a Canadá ese verano y gané el primer torneo allí y luego la Orden del Mérito. Fue una locura, nunca volví a ver a Scott y no sé si fue esa lección o el empujón para sacarme del sillón.
Lona es una parte esencial de mi vida, pero también lo es mi caddie, Geno Bonnalie, que es mi mejor amigo desde que éramos niños. De hecho, fue quien nos casó. Ha dedicado mucho tiempo, e hizo un gran esfuerzo y sacrificio al estar lejos tanto tiempo de su esposa y sus dos hijos.
Geno y yo comenzamos a trabajar juntos en el verano de 2014 después de haber ganado un par de veces en Canadá. Me escribió un correo electrónico la noche en que fui oficialmente ganador de la Orden del Mérito y así tuve mi tarjeta para el Korn Ferry Tour. Me quedé impresionado. Una de las cosas que me quedó grabada fue cuando dijo que no quería aparecer cuando yo ya estuviera en el PGA TOUR. Quería ser parte de este viaje antes para ayudarme a llegar allí. Muchos solo quieren trabajar cuando estás ya en el PGA TOUR, donde el dinero es bueno, pero él estaba listo para hacer todo lo posible y ayudarme a comenzar desde antes. Lo dejé esperando por un rato. Al principio le dije que no lo haría, ya que no ganaría suficiente dinero para su familia. Pero el insistió. Una de las cosas que yo pensaba era que, si lo contrataba, algún día tendría que despedirlo y no quería despedir a mi mejor amigo. Le dije eso, y él dijo que estaba bien pero que, si alguna vez lo despedía, lo hiciera con una pizza y varias cervezas. Así que allí comenzamos y es una de las mejores decisiones que he tomado.
Fue increíble tenerlo en la bolsa en nuestra primera victoria en el PGA TOUR. Al ganar, las expectativas cambian. Cada año desde que soy profesional he mejorado, desde Canadá, pasando por el Korn Ferry Tour y ahora en el PGA TOUR. Si puedo seguir haciendo eso, van a suceder grandes cosas. Hay mucho por mejorar todavía.
Conseguir la primera victoria es enorme y, saber que puedo hacerlo hace que quiera ganar otros torneos y más grandes. La sensación de ese domingo fue bastante adictiva. La adrenalina que sientes, todas las felicitaciones y todo lo que hay alrededor de una victoria es fantástico y quiero hacerlo cada vez más”.
Fuente y foto; PGA Tour y Marcos Virasoro.